Gallinazadas de Tomas Carrasquilla
Cuando salimos de la iglesia había mucha gente, en plaza y calles, mirando al cielo. Yo alcé los ojos y... ¡qué espanto! Arriba, muy arriba, una faja negra de aves atravesaba el horizonte. Pasaban y pasaban por cientos, a millares; pasaban y pasaban, serenas, apeñuscadas, interminables Mi Dios era el que sacaba todas...