[Fuente: http://www.parquesnacionales.gov.co/]
En el Parque Nacional Natural Los Nevados fue fotografiado un puma de montaña luego del encuentro directo con el funcionario Gabriel Echeverry. Eran cerca de las 5:30 de la tarde, cuando la noche se apodera del Páramo, con temperaturas que pueden bajar en ocasiones por debajo de los 0° centígrados y la mayoría de las especies se refugian, pero algunas comienzan actividades…
Generalmente para la búsqueda de alimento aprovechando la vulnerabilidad de las otras especies. Este es el caso del Puma, más conocido por los campesinos como «León de montaña» quien se hace más activo en los espacios crepusculares, cuando cae el día y comienza la noche o cuando termina la noche y comienza el día.
El puma o león de montaña (Puma concolor) es el segundo felino más grande de todo el continente americano, después del jaguar y es el mamífero con más amplia distribución en el hemisferio occidental, ha sido encontrado desde el norte de América hasta el sur de Argentina.
En Colombia tiene una amplia distribución y se encuentra relativamente protegido en las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales. Fuera de ellas las poblaciones han desaparecido por la cacería y por la pérdida de hábitat y baja oferta de presas, salvo en grandes áreas con baja ocupación humana de la región chocoana y de la Amazonía. La pérdida de hábitat, la fragmentación de áreas boscosas y la cacería directa de individuos y de sus presas, han erradicado a la especie de un considerable espacio geográfico del país.
En Colombia se han fotografiado animales en cautiverio y animales silvestres mediante uso de cámaras fotográficas ubicadas en lugares estratégicos, que se activan mediante un sensor cuando el animal pasa por el frente. También existen registros indirectos de heces, huellas o de presas después del ataque. Pero son escasos los registros fotográficos que se conocen en el país, del encuentro directo entre el fotógrafo y el animal. Esto debido a que son animales muy astutos con un excelente sentido del olfato y que fácilmente pueden evadir la presencia del hombre.
A continuación el relato de Gabriel Echeverry el guardaparque que tuvo la fortuna de tomar la fotografía de un encuentro directo con este León de Montaña:
Reinaldo un campesino de Agua Blanca, un sector ubicado en los páramos del Tolima, me comentó de un animal que se encontraba cerca y que no sabía que era. Fuimos hasta el sitio conocido como la quebrada Canalón a unos 500 metros de su desembocadura en el rio Totare (municipio de Anzoátegui). Este sitio esta a una altura de 3850 m.s.n.m. aproximadamente.
Sabiendo que todavía estaba lejos de mi sitio de llegada, ya que me encontraba haciendo un recorrido de control y vigilancia entre la Laguna del Otún (Pereira, Risaralda) y la finca termales de Cañón (Anzoátegui, Tolima), me pudo más la curiosidad y el cariño por el trabajo que he realizado durante toda mi vida, que el cansancio y la ansiedad por llegar a descansar, mas aun cuando se aproximaba la noche y las condiciones de frio y neblina se hacen más agrestes.
El día estaba soleado y despejado, comenzamos a bajar por un cañón, hasta el sitio mencionado y de repente me llene de muchos sentimientos encontrados, miedo, alegría, emoción y hasta pánico, ¿por qué no decirlo?, ya que el animal mencionado por Don Reinaldo y que estábamos buscando, se trataba nada más y nada menos que de un León de montaña. El animal estaba trepado en un árbol, el miedo que estaba apoderado de nosotros y creo que también del animal -porque su primera sensación cuando nos vio fue igualmente de curiosidad y asombro-, se fue convirtiendo en alegría, emoción una cantidad de sentimientos, sensaciones y me aproxime hasta él, hasta unos 3 ó 4 metros del árbol que creo que era un Mortiño y lo puede fotografiar.
Luego de que nos paso el susto a todos, me refiero al león, a Don Reinaldo y por su puesto a mí, el animal nos peló los colmillos como advirtiéndonos que ¡acá estoy y no se me acerquen!. Advertencia que por supuesto fue atendida y nos regresamos luego de 10 o 15 minutos que duró nuestro contacto. Aproveché el momento para explicarle a Don Reinaldo de la importancia del hallazgo y lo fundamental que son estos animales para el buen estado y salud de los páramos. Esto último muy reiterativo, ya que los campesinos ven estos felinos como una amenaza para sus animales domésticos y parte de nuestra labor es conservar estas especies que se encuentran, quizás a punto de extinguirse en nuestro Parque Nacional Natural Los Nevados y en el resto del país.
Luego de todo esto, se me vinieron los mejores recuerdos: precisamente, estaba cumpliendo 34 años de estar vinculado a Parques Nacionales Naturales de Colombia, la Institución con la cual he compartido mi pasión y con la que he caminado por muchos ecosistemas y sitios del país para proteger y conservar la mayor riqueza que tenemos los colombianos. También recordé las múltiples historias de páramo que he compartido por muchos años con compañeros y especialmente con los campesinos, pero muy especialmente con Humberto Cañón, quien en muchas ocasiones me comentaba de la fauna, la flora y los muchos secretos que la montaña a muy pocos revela. Desafortunadamente Cañón ya no está con nosotros, pero quedan estas historias para compartir y para ver el páramo y la montaña como ese sitio encantado, lleno de vida, de emociones y al cual le merecemos todo el respeto».
Lo que Gabriel Echeverry, «Parqueano» de verdad, de corazón y alma, no sabía y que fue la primera vez que se encontró con el León de Montaña, era que dejaría quizás uno de los pocos registros fotográficos de este animal en vida silvestre y por observación directa para el entretenimiento y el estudio de la especie en el país.